sábado, 20 de diciembre de 2008

Fluyendo con la vida.

Uno, a veces siente como la coctelera de la vida, mezcla ingredientes,
opuestos. Te da de beber de eso. A ti no te gusta, nunca te gustó,
estás totalmente seguro. No lo pediste, ni siquiera podrias imaginar
su sabor. El sabor es extraño, siempre resulta así, extraño, aunque
ocurra una y otra vez. La muerte, de alguien cercano, joven. El.
Ella, pronuncia su nombre de una forma particular, las letras se
llenan de el. Inspirando, un amor tranquilo, lleno de posibilidades.
Así, por sorpresa, dejó de ser. Como un rayo sin tormenta. En medio
de la tarde, que se cubrió de noche.
LLanto. Ese dulce bálsamo que nace de uno mismo, permitiendo
diluirse en el dolor. Esperando que la pequeña, haga brillar ese
rayo de sol, que su padre le habrá regalado antes de partir.

4 comentarios:

Susi DelaTorre dijo...

La vida, esa mezcla de sufrimiento y alegría... sin poder dejar de tener sed, sin saber el sabor del próximo sorbo...

Un beso fuerte, Merce!

Marisa dijo...

Nuestro deambular por este
mundo es asi un poco de lo bueno
y otro poco de lo malo .Esperando siempre que lo segundo no supere a lo primero.
Un abrazo.

Cristina Ferreiro dijo...

todo necesita do seu oposto para existir. bicos

merce dijo...

Es agradable compartir sentimientos con vosotros. Gracias por la visita.Un abrazo.


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